La Papisa Juana
La siguiente leyenda es proveniente de Polonia, dicen que por el siglo X estaban saliendo de una invasión, el país se hundía en la pestilencia, entre la peste literalmente y la pobreza total.
Pocas veces solo los niños y los curas obtenían alguna limosna. Existía Juana, una veinteañera muy religiosa que se negaba a prostituirse, así que comenzó a mendigar con las ropas de un sacerdote muerto por la peste. De las calles se pasó a las plazas, y de aquí, a las iglesias de los pueblos, haciéndose pasar por un cura desalineado.
Siendo realmente religiosa pudo conmover y las personas de otros pueblos comenzaron a asistir a sus actos de oradora, peregrinaciones se organizaban para verla, para oír a ese nuevo cura de alta espiritualidad. Con el tiempo y la constancia, tuvo iglesia propia y luego fue nombrada Obispo, luego Cardenal, para pasar a ser Papa.
En la larga procesión en cual celebraran el Corpus en Roma, Juana sorprendió a todos dando a luz.
El arquetipo de la mujer disfrazada de hombre se repitió en innumerables obras literarias, Shakespeare, Calderón de la Barca, Lope de Vega, entre otros. Del temor medieval surgió “la silla gestatoria” mediante la cual los Cardenales podían cerciorarse del sexo del futuro Papa.
El naipe Tarot Marsella es el único diseñado en el medioevo, siendo un diseño del siglo XI, cualquier mención a La Papisa, solo podía aludir a La Papisa Juana, le correspondió ilustrar el sentido pitagórico del número dos. Siendo el uno, El Mago, el principio de todo, es el que saca de la nada todos los otros números que no son mas que repeticiones sucesivas de este primer número, el uno, que por lo tanto está contenido en todos los otros.
“Ve solo uno en todas las cosas, es el dos el que te descarrila” – Kabir
Dos es dos veces uno, dos es uno jugando a las escondidas consigo mismo, uno detrás de otro. Dos esconde al uno, dos separa al uno, crea lo que es distinto de uno, y esta distinción es confusa.
Siendo el Tarot la descripción del camino místico de la vida, y en este camino, el número dos corresponde a la etapa confusa de la percepción, en la cual el sentido de la unidad de todo lo creado se esconde tras la apariencia de formas distintas.
Fuente Paradigmas