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Fue reconocida en Francia como la mejor cartomante de todos los tiempos, considerada la adivina profesional Francesa. Estuvo involucrada en política, asesorando a altos lideres, lo cual le trajo fama. Trabajó durante 40 años leyendo las cartas.

Fue una de las videntes más famosas de la Revolución francesa. Se jactaba de haber tenido como clientes a Camille Desmoulins, Robespierre o Bonaparte. Su domicilio en la rue de Tournon estaba siempre vigilado por la policía.
Militares y políticos franceses la visitaban en su estudio personal para hacerle consultas. Ella se describía a sí misma como una ‘mujer de canales abiertos’, que le permitían interpretar el futuro con las cartas del Tarot. Algunas fuentes aseguran que Marie-Anne Lenormand revolucionó la cartomancia francesa, iniciada en el siglo XVIII, y le dio un lugar de importancia a estas prácticas adivinatorias en la cúpula del poder francés.

Lenormand no se limitó a políticos de su propio país. Por el contrario, se tiene registro de que incluso los zares rusos y otros emperadores acudían a ella para tomar decisiones que podrían cambiar el curso de su mandato para siempre.


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Su matrimonio, sus mayores fracasos bélicos e incluso la fecha exacta de su matrimonio le fueron revelados por la adivina Marie-Anne Lenormand. En la época, gozaba de fama internacional por sus predicciones acertadas.
Le dijo en las cartas específicamente cuándo se divorciaría y la fecha precisa de su exilio. En esa misma lectura, le aseguró que moriría por su cuenta, fuera de Francia, en 1821. Todas las predicciones de la médium se cumplieron, y nadie sabe realmente por qué.

Matemática, druida, astrónoma y astróloga, estudiosa de la cábala judía y de los horóscopos, Marie-Anne Lenormand se ganó fama internacional desde muy temprana edad. Desde los 14 años, que llegó a París, decidió profesionalizar sus dones adivinatorios. A los 17, ya ofrecía consultas privadas a sus vecinos. Fue así como, de boca en boca, se ganó la fama que construiría su camino hasta las élites en el poder. Se sabe que las paredes de su consultorio estaban repletas de murciélagos disecados y esqueletos humanos. Incluso a pesar de la decoración excéntrica de su estudio, cientos de políticos la iban a visitar.

Su segunda vocación era la escritura. Se dedicaba a textos controversiales que molestaban a la justicia, por los cuales fue encarcelada más de una vez, pero liberada a la brevedad.

Ella murió a los 71 años sin herederos, pero con un legado que, según dicen, sigue influyendo la cartomancia contemporánea.
Al fallecer, su familiar más cercano quemó todos sus escritos y obras que pudimos haber disfrutado. Está enterrada en el Cementerio Pere Lachaise, en Francia.